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El sol es vida, energía, alegría… pero también es una fuente potente de agresión para la piel si no la cuidamos como se merece. Con la llegada del buen tiempo, muchas pensamos en protegernos del sol. Pero pocas hablan de algo igual de importante: preparar la piel para recibirlo.

Una piel que se ha preparado correctamente responde mejor al bronceado, se mantiene más hidratada, evita manchas y envejece con más lentitud. Aquí te contamos cómo hacerlo en tres fases clave: antes, durante y después de la exposición solar.

1. Antes del sol: Activar, nutrir, proteger

Los cuidados pre-solares no son un lujo: son una estrategia inteligente. El primer paso es la exfoliación. Eliminar células muertas de forma suave permite que el bronceado sea más uniforme y que la piel respire mejor.

Después, toca hidratar profundamente con productos ricos en ácido hialurónico, aloe vera o ceramidas. Una piel nutrida desde dentro soporta mejor el calor, la sal y el cloro.

Y por último, no está de más reforzar desde la nutrición: alimentos ricos en betacarotenos (como la zanahoria, el mango o la calabaza) ayudan a potenciar la pigmentación natural sin dañar la piel.

¿Quieres un extra profesional? Los tratamientos corporales reafirmantes e hidratantes son ideales para que la piel llegue al verano más fuerte, más suave y más receptiva al sol.

2. Durante la exposición: Protección sin negociación

Este punto debería ser innegociable. Protegerse del sol es protegerse del envejecimiento, de las manchas, de la pérdida de elasticidad… y de problemas mayores.

Usa protector solar con un SPF adecuado a tu tono de piel y reaplícalo cada 2 horas, especialmente si sudas o te bañas. No te fíes de los días nublados: el 80% de la radiación UV atraviesa las nubes.

Protege también labios, orejas, escote, empeines y manos, que solemos olvidar. Y evita exponerte en las horas centrales del día, cuando el sol es más agresivo.

3. Después del sol: Calmar, restaurar, prolongar

Una vez termina la exposición, empieza la segunda parte del cuidado. La piel necesita que la mimen, no que la ignoren. Un buen after sun con ingredientes calmantes como la caléndula, el pepino o la manzanilla puede marcar la diferencia entre una piel luminosa y una piel apagada o irritada.

Evita jabones agresivos y agua muy caliente. Aplica una hidratación generosa y, si lo deseas, utiliza un potenciador del bronceado para conservar el tono más tiempo sin descamación.

En La Belle Vie, recomendamos combinar la rutina en casa con sesiones de maderoterapia o Indiba corporal para estimular la regeneración cutánea, mejorar la elasticidad y mantener el cuerpo tonificado incluso después de días de sol intenso.

El bronceado saludable existe

No se trata de evitar el sol, sino de convivir con él con respeto y consciencia. La piel tiene memoria, y lo que hoy parece un “toquecito” sin importancia, mañana puede traducirse en manchas, arrugas o sensibilización crónica.

Por eso, cuidar la piel antes, durante y después de tomar el sol es un gesto de amor propio. Uno que tu cuerpo agradecerá hoy y dentro de 20 años.

¿Quieres preparar tu piel de forma segura y eficaz? Ven a La Belle Vie y déjate asesorar. Diseñamos tratamientos personalizados para que tu piel llegue al verano radiante, protegida y lista para brillar… con luz propia.